Son altamente sensibles a sus propias emociones y a las de los demás y poseen una capacidad innata para percibir el estado emocional de una persona. En cierto modo, son rayos X humanos. Esta capacidad les confiere un mayor sentido de la empatía y la comprensión, cuando se encuentran en un estado de equilibrio. Sin embargo, esta capacidad puede interferir con su habilidad para interpretar las señales sociales normativas.

Como se mencionaba anteriormente, los niños y adolescentes supersensitivos pueden leer el trasfondo emocional y pueden tener dificultades para responder adecuadamente a las señales sociales, como la sonrisa. Por ejemplo, una persona puede estar sonriendo mientras piensa “¡Te odio!”. Un niño con menor conciencia emocional responderá a una sonrisa devolviendo otra sonrisa. Sin embargo, es poco probable que un niño supersensitivo que lea la frase “te odio” devuelva la sonrisa. En su lugar, puede surgir confusión y el niño puede responder con evitación o incluso agresión.

Además, las transacciones invalidantes pueden hacer que estos niños duden de sus experiencias y juicios. Es posible que se les diga que sus pensamientos, sentimientos o acciones no tienen sentido (por ejemplo, “¿Por qué estás enfadado? ¡No hay nada por lo que enfadarse!”). Con el tiempo, pueden perder la certeza en sus propias experiencias y dejar de confiar en sí mismos para percibir correctamente las experiencias de los demás. Esto puede provocar confusión y comportamientos poco convencionales. 

*Artículo publicado en el sitio web de Francheska Perepletchikova, DBT Child. Puedes acceder a la versión en inglés haciendo clic aquí.